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Llorando viendo las noticias

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Hoy he llorado viendo las noticias. A veces me entristezco, preocupo, enfado. Pero hoy he llorado.  Independientemente mis problemas, mi economía, mis moobings recibidos, mis malos tratos recibidos, mi juicio por maltrato laboral con el Ayuntamiento por no quererme enseñar alguien que ni me contrató... hoy he llorado viendo a muchos niños pobres, pobres de verdad, siendo felices con los payasos en países en guerra. Cantaban, reían, saltaban, bailaban, jugaban, se divertían. En un campo, con ropa rota, suciedad, una guerra al lado... al menos, eran felices allí.  Ayer se gastaron millonadas en vestidos ostentosos y la mayoría, horribles, que a saber si volverán a ser usados. Seguro que la mayoría de la comida se tiró. Y todo eso podría haberse reducido a algo económico, quizás hasta más agradable. Menos co.ida, y más soporte donde hace falta, y no gastando tifmpo o energía en trucar fotos, videos y hasta eliminar mi dirección, ubicándome dn un cfntro de slcohólocos donde he trabajado, c

Manu el de Versys Travel

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Lo conocí en 2008. Me envantaba verlo con su bolso de trabajo. Era muy simpático y conocido por su cantidad de ligues, como la gran mayoría de aquella época (2008- 2012), y buen trabajador ademas de amigo y compañero. Le gustaban los perros, viajar y su mansión. Me gustó desde el principio. Yo tenía pareja pero como no era feliz y sin que fuese la causa otra figura masculina como Juan Alberto o él, rompí con él y volví a tener más vida social, con algún exceso como el 7up de 7 euros del chill out de la piscina que ahora es un gimnasio pijo... Tuve suerte de que una noche, como cuál Cenicienta, después de bailar y hacer como años después Babi el personaje del libro de 3 metros, acabásemos besándonos en su coche, y, aunque no era el momento de ir a más, tuve la ilusión de que aquello no se quedase en una gran noche de cena, fiesta, risas y besos. Pero no hubo comida china ni japonesa, ni romance secreto, ni relación cada uno con su casa con su mascota y aficiones, ya que, a l

Fernando, el que patinaba (año 2000)

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A veces me acuerdo de Fernando, aquel que patinaba en el parque, no se si 1 o 2 años mayor, que conocí en el instituto. Siempre me pareció atractivo, desde que corté con mi tercer o cuarto novio de instituto (ya no sé de esos cual poner de novio y cual de aventura...). Era como un Miguel Ángel diferente, no perfecto pero si atractivo, aunque no el más saludable, pero sí de mi gusto. Y con 17 años, en un marzo o abril, me atreví, esa noche que coincidimos en el pub, a besarle, y decirle si saldríamos juntos cuando fuésemos mayores... Han pasado 24 años (¡hoy me he dado cuenta que ha pasado tanto tiempo!), y aún soy joven, aunque quién sabe.  Me acuerdo que, poco después de finalizar el instituto, vi que quizás era demasiado dependiente para mí, o muy sociable, o demasiado diferente. Pense que coincidiríamos en la Universidad, él en Derecho y yo en Trabajo Social, pero nunca le vi, y eso que iba yo mucho por ese departamento...  Quién sabe. Nunca volví a saber, pero como otro

Mi querido Gilgado

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Lo conocí en 2008, en un pub, con las amigas. Como siempre, triunfaban más ellas, y tenían pareja. No me enamoré al momento, aunque sí hubo cachondeo en su coche, con la música house y mis confusiones con la serie de televisión de Medicina y el doctor adicto a pastillas. Fue años después, en 2015, cuando estaba con el tratamiento dd Dercutannyvsubí a la Universidad a buscar trabajo en una feria anual, cuamdo lo volví a ver y me enamoré de pleno, tras escuchar "Ey, te conozco". Y sólo le di el cv, aunque tuve esperanzas de que me llamase para algo personal, aunque aún no ha pasado... Años más tarde, esperanzada aunque tuviese novia y después otra y a saber si estaba con mi ex amiga o qué, volví a ver a un joven parecido en bicicleta, y después corriendo en una llanura, sin camiseta...No sé si era él, también lo vi de traje trabajando yo en la residdncia de mayores, y después vi noticias, videos, y desde 2020, mil dobles parecidos: un turista, uno mayor, otro refunf

Aquél que me devolvió la vida a los 28 años

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Lo vi por primera vez a los 28 años.Octubre 2011. Fue de película, parecía programado. Estaba en  terapia por depresión, trabajando de mañanas, tardes y noches en un centro social, sustituciones y emergencias laborales (explotada y malpagada). Y lo vi, en esa foto, mirando el periódico. Y me enamoré. Vi al hombre perfecto, el marido perfecto, el padre perfecto. Volví a soñar tras años de decepciones, como una niña, como una colegiala, ilusionada, más optimista de lo habitual y volviendo a sonreír, por fin, tras meses de angustias y decepciones pese a superaciones personales y profesionales... Se presentó a elecciones, y no ganó. No me importaba. A mí me gustaba él, un hombre normal o eso parece, buen humorado, amable, educado, culto, agradable, trabajador, con carrera universitaria... Hice todo lo posible para que me hiciese caso, por las redes, ya que tenía más de 1000 personas en la red social donde coincidimos. Me aceptó, me sentí ya, como las fans de los artistas, que t