Mi propio diario personal (en español)

No nací perfecta, como otras personas que sí. Aunque sí larga y con peso de menos de 4 KGS, tras un parto dificultoso prematuro en el que mi madre perdió un ovario (de losl primeros en Palma de Mallorca), siempre he tenido más puente en los pies y a veces uso plantillas que me hice a los 16, cuando vi que ya no iba a cambiar de talla. A los 4-5 años, en primero o segundo de parvulitos, me caí de un globo jugando (ahora soy buena en fitball pero antes era muy patosa) y me partí un diente, siendo operada de urgencias en dentista, cortando un troz de carne y quedando mi boca deformada. Ya adolescente, me puse la ortodoncia, y llevo retenciones además de dormir con férula. Tuve varios problemas auditivos, y tras dos operaciones, en la segunda todo se resolvió con un drenaje. Tampoco he respirado muy bien a lo largo de mi infancia, quedando sin amígdalas pero arreglado todo en la segunda intervención, así como bronquitis o similar. También me han extirpado un orzuelo, un ficus y alguna verr

Hace años que celebro la Navidad sola, con Lolo, pero soy feliz. En los trabajos siempre hay gente feliz y contenta, y se agradece que tengan la misma sintonía. En 2019 me compré un nuevo árbol con bolas rojas y doradas y una estrella luminosa, y me alegré de tener el belén de toda la vida que sigo poniendo, y unas cajas de Zara como regalos ficticios, pero decorativos. Veo pelis todo el año, pero algunas como la trilogía de Grey, amorosas y Bridget Jones son perfectas para la época. Y no bebo casi nada, excepto ese año que hice détox de Nutella con champagne y eliminé 3 KGS en una mañana tras estar estreñida. No tomo polvorones ni según qué turrones ni viajo, ni la casa está tan caliente desde que la estufa no funciona, pero ropa adecuada, mantas y el movimiento cuando no leo o veo la televisión me mantienen bien. Y sí, hasta suelo mantener mi horario de dormir el día de Nochevieja, aunque los cohetes me despierten y abra la ventana para ver colores en el cielo, y duermo plácidamente.

Ojalá no hubiesen ocurrido. Y seguro que mil personas han sufrido peores y me dirán que no es nada, que no vaya de víctima y que el sexo se ha terminado. Pero yo sigo creyendo en el amor con sexo y placer y orgasmos añadidos, y no formó parte del grupo de psicópatas y enfermos agresivos sexuales, físicos y/o psicológicos. No voy a decir quién, cuando, etc Sólo que durante mi época de los 30 a los 40 años, donde debiera haber tenido para mi gusto novio estable, boda e hijos, estuve más de 2 temporadas de 4 años de duración sin tener relaciones sexuales compartidas, fuese por la falta de mutualidad, casamiento del otro, enfermedades o desconocimiento de la mutua atracción. El sexo vacío (sin amor) nunca me gustó al dejarme sensación de falta de amor por mucho orgasmo que tuviese con el otro al acabar el encuentro, ni la adicción sexual, pero menos el celibato y el corte sexual que muchas personas vivimos, sea por represivos, enfermos, religiosos ultrafanáticos o gente asexual que no deja

Romántica, nací romántica. Antes estaban esas series, películas aptas y cuentos de princesas de Disney en mi vida que la merienda si no era el crespell de chocolate o el color rosa y los animales que la siesta. Y en vida personal, tuve mis historias... Si bien en el colegio era la fea y el monstruo del colegio (aunque yo siempre me he visto guapa a mi manera y en mi cánon y me he perfeccionado o he vuelto a mí estilo si alguna vez salí de mi zona de confort desagradablemente...) y los chicos me rechazaban siempre por otra o alguno era un orgulloso de cuidado, en el instituto ya la cosa cambió. Tras un desengaño en el que el chico siempre se arrastraba por mi amiga y a mí me dejó de gustar en pleno, en discotecas, parroquias, parques y pubs tuve mis ligues, aunque la mayoría puntuales, en los que una mayor parte yo era la que seducía y daba el primer paso, gracias a la cultura de Cosmopolitan, cine americano, amigas similares y libros de mujeres. No sólo era emborracharlos y el flirteo

A veces me acuerdo de 2008, y esos momentos que hicieron cambiar mi vida. Antes de cambiar de empresa, donde realmente trabajábamos casi sin descanso 9 horas diarias, era feliz con mis cosas, casa (aún no era propia), tiendas de moda económicas variadas y buena música constante. Eran los buenos años de Fashion, oficina, y cine, y aunque con mi ex pareja íbamos al cine, realizábamos algún viaje anual, planeábamos una casa nueva, no era feliz con él y adoraba el tiempo a solas, tanto en casa y paseando. Supongo que mi infelicidad real llevó a, en un momento dado, fuese inconscientemenre o no, a fijarme en un chico que, fuese o no recíproco, me devolvió esas mariposas e ilusiones amorosas románticas y dulces, quizás una puerta abierta a la infidelidad si se hubiese dado la oportunidad, y sobretodo, de sinceridad amorosa pasional.  Yo sabía que lo que tenía no era perfecto y aunque lo nombrado antes me seguía gustando, ese hombre con quién pasaba los fines de semana no era el mío, y jamás