La casa y los niños
A veces pienso cómo hubiese sido siendo una "mamá" de verdad. Una mamá con su hijo o hija.
Hubiese ido al colegio donde fui, abajo de casa, tardando segundos, pudiendo dormir más que otros, y descansa londo en la jornada partida. Hubiese podido tener su propia sala de juegos, habitación y la biblioteca y parque cercanos. Me hubiese gustado guardar todos esos juguetes y libros para ahorrar dinero, y como recuerdo, cuando era pequeña, y que los hubiese disfrutado, aparte de algunos nuevos.
Pero antes, la cuna, el baño, las comidas... Aprender y adaptarse. Prosiguiendo, con momentos libres para ir al gimnasio, y con amigas mamás de igual edad, quizás algunas del pasado que también lo fuesen, o las que no, porque yo no las discrimino por maternidad como hacen muchas casadas y con hijos. Charlas con té, fiestas y juegos. Reuniones en el colegio, deberes, Walt Disney, playa y visitas médicas. Quizás algún viaje, pero vivir bien el presente y el futuro, prioritario. Tener de todo, fuese económico o barato, porque a veces no hay lujos tan interesantes que valgan tanto como una feliz familia que tiene de todo, quizás un Seat (aunque yo aún quiero un Audi A3) o el armario de Zara son mejores que el Mercedes y la casa en el pueblo. Aunque no descarto esa casa al lado de la playa para pasar los veranos con los cuadernos, sin mucho movimiento más que para ir a al supermercado, donde hacer ejercicio, fiestas y disfrutar las noches con olor a sal (los sábados, con champán) el marido a solas.
Porque él hubiese tenido estabilidad laboral elevada y yo trabajos esporádicos muy bien remunerados, o también hubiese tenido la posibilidad de estudiar tranquilamente oposiciones, y ganar más dinero, que no estos años que me han tocado vivir de desajuste, humillaciones de belleza y maltrato económico aparte de laboral y social.
Qué hubiese seguido estudiando, mejor. Que hubiese cambios de adolescentes, de más ciudad, sin casa en la playa, y que ojalá hubiese disfrutado de esas tiendas, cines, bibliotecas, pubs y discotecas que hoy no existen, pues lo quería. Me hubiese gustado tanto ser como esas mamás de los años 50 pero salvaje con su querido marido, sexy y divertida, además de aplicada laboralmente, sí.
Pero hoy soy una mujer soltera a punto de cumplir 42 años, buscando trabajo, con colchones pendientes de cambiar en casa, además de otros arreglos, que ve cómo les han dado esos sueños a otras, incluidas mis recompensas laborales económicas, puestos de trabajos y estilo de vida, mientras yo tengo que sobrevivir y volver a conseguir todo lo que quería sola. Al menos, tengo vestidos (aunque quiero y me merezco más) y gato, además de un piso, y mucho cv versátil... Y seguiré con mis sueños, aunque quizás éste, ya no pueda cumplirse...
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