La Seguridad Social y yo

 En mi caso, y espero que no me pase nada grave, que, por monja, preventiva o lo que me quieran llamar, no voy a ser como tantas de estas mujeres de mi familia que tienen la suerte de, divorciadas o no, haber estado con hombres que pagan aún barbaridades a su lado, y una de los caprichos, para mi gusto, no siempre necesario, la sanidad privada.

Pues no. Porque no necesito cuando estoy enferma una suite de 5 estrellas como si estuviese en un hotel, y las urgencias se atienden cuando es debido, y si no urge, pues no. Porque no tomo cocaína ni otras sustancias que hacen que mi cuerpo esté mal, ni quiero tomar medicamentos por tomar, aunque no, aunque uno de mis trabajos ideales sea la farmacia, y más por la estética y curar, que por experimentar, como hacen alguno/as...


Porque no deseo pasarme la vida en un hospital si no es para que me paguen, y como trabajadora, aún, aunque tras ver que muchas de ellas son esas actrices de películas consideradas bellas o consentidas por alguien mientras a otras hasta nos sugieren vagabundos como pareja y no somos ni consentidas con ropa de El Corte Inglés, ni queremos engordar tanto como para que nos hagan cirugías innecesarias... Ni quiero estar con sida ni similar.

Lo que sí creo es que muchos de esos servicios se deberían de considerar en la Pública, como psicólogos, dentistas, sexólogos y centros de deshabituación, ya que no son necesarias las prestaciones que hay, y a veces, poder ir a decirle a alguien "Qué mierda de vida me han hecho vivir, y cuánto he perdido por no ser una puta o una zorra" sería un honor. 

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