Yo también he sido una mujer engañada

Yo también he sido una mujer engañada sentimentalmente. No era lo que esperaba, ni pensaba, ni quería, pero fui traicionada de varias formas.

Primero de todo, no creo que fuese el karma ni el haber rechazado a amores en el pasado. Me fueron infieles porque no era tan guapa como la rubia de la discoteca, ni delgada, y me cambiaron también por mujeres más ricas y con dinero, o de mejor estatus social y económico.

Segundo, sí, me deprimí, lloré, llegué a enfermar y cambiar, pero para mí. Sí antes los grupos de amigos, la fiesta, las copas, la dejadez estética incluso no me desagradaba, ya que aceptaba hasta cierto límite a todo el mundo como era, especialmente mis ex parejas, con los engaños y cambios me prioricé a mí y cambié, pero a mí gusto, y a mí tiempo. Ahora, el ejercicio, libros, películas, música, bailes, internet, buen humor y sólo algunas copas puntuales de champagne de vez en cuando suelen ser mi compañia (además del gato). La importancia de una mejor alimentación, vestir dentro de unos límites y adecuado al tiempo, lugar y/o evento son necesarios. Los chequeos mínimos anuales de médico y dentista, los estudios superiores universitarios y complementarios, y tener un trabajo legal de mi gusto son prioritarios, así como un buen sueldo y, como no, el físico. He sido muy rigurosa, sigo siéndolo de x forma, voy a volver a serlo, pero intento no caer en esa superficialidad de llegar a extremos que, sin ellos, también son a mí gusto belleza, y no tan radicales. 

Respeto que haya personas que no hayan cambiado o se hayan mantenido, pero yo aproveché para cambiar a mi propio yo ideal. No se ellos ni de la sociedad, quizás moleste que siga sin ser sumisa abnegada ni la chica callada, pero tengo la suerte de estar en un país libre, y, pese a todo, estas ideas no son tan radicales. Perder más de 10 kgs, peinarse mejor, tener ese armario, cuidar la boca y el cuerpo, mente incluida, es necesario. E, igual que a hamburguesas y a algunos dulces, no he renunciado al Amor de pareja, aunque sea más difícil por los cambios de esta nueva sociedad no tan tolerante como antes, o competitiva de forma ridícula. 

Sé que sigue habiendo, como antes, hombres de mi gusto que a la mínima se cansan y se van con otras, o son infieles, o mujeres capaces de entrometerse en cualquier relación o seducción, con tal de llevarse el premio, y hacer cualquier acto  aunque sea fingir o aguantar. Sé que otros cada vez, con la edad, esperan más, y no sólo en físico, sino también sexualmente, o, incluso, en habilidades. Hay quienes, en vez de aprender, esperan tener una mujer que haga bricolaje en casa, la super cocinera, la alpinista, o que no sea tan femenina como para ir solo a restaurantes, paseo, viajes y compras, o que ni se plantee, a mí edad, ser madre. 

Es difícil, pero no imposible, volver al Amor. De adultos los problemas y exigencias pueden ser mayores que de adolescentes, y peores. Pero de los fracasos se aprende, canalizas, reflexionas y cambias (o no), pero sigues, sin cerrar puertas, porque eso, no.

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