La realidad conyugal: quién

La verdad es que soy romántica. Una vez hace miles de años fui correspondida, miles de veces (bueno, no llegan a 30) amorosamente. Pero no fueron todos para larga duración, ni boda, ni hijos 

Si bien adoro mi parte de trabajadora social, sexóloga, escritora, soñadora y todo lo relacionado a pareja, es difícil encontrar, para mí, la mutualidad. Quizá como Hitch, la película de Will Smith, pero en mi caso, es no ni falta de autoestima, timidez, miedo a la competencia... Es que no me veo con cualquiera. Y me refiero a salir, comer y/o cenar, tener relaciones sexuales, tener detalles, abrirme, llegar a convivir, plantearme boda y tener hijos y llegar a 
 decir que "sí quiero" en un juzgado, altar o delante de mil personas. 

Pocas veces me pasa. Sólo, fuertemente, no te miento, 4 hombres. Y siempre he sabido que acabaron con otras. Ni fueron ni siquiera pareja: simplemente, hombres que sí, que parecían ser de mi estilo. Hombres que como yo, han estudiado en Universidad, trabajan o trabajaban duro, se cuidaban, hacían deporte, iban con lo caro pero también económico, parecían saber adaptarse, intelectuales, y guapos a mis ojos. Guapísimos. Porque yo de feos, vulgares, sucios y barriobajeros me cansé hace más de 20 años, aunque a veces me tenga que disfrazar de medio yonkie, bruja o Carolyn Bessete pegando a John John para que no molesten...
Pues si. Sólo 4. Y hoy sólo elegiría uno. Quizás, 2. Y están allí, porque yo estoy sola, porque decido estar sola si no siento nada o no es mutuo, y porque aunque prefiero seguir teniendo una visión elegante, agradable, dulce, romántica y no imposible de pareja amorosa (también pienso en dejarle los calcetines sucios cuando duerme en la cara, la basura sin tirar para que lo haga él, que limpie y cocine él y llamar para que me traiga galletas del supermercado y quitarle de sus picoteos alimenticios favoritos para llevar a donación y quedar bien, anteponer al gato y estudios ...). Y sí, a veces miro por la ventana del amor y la esperanza, por si llega a ocurrir que, o alguno/s de ellos aparezca, soltero o divorciado, otra vez, como en los años de juventud, y sea algo real, como a veces, escribo, de lo que tanto quise y aún quiero, de esos días.

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