Aquél que me devolvió la vida a los 28 años

Lo vi por primera vez a los 28 años.Octubre 2011.

Fue de película, parecía programado. Estaba en  terapia por depresión, trabajando de mañanas, tardes y noches en un centro social, sustituciones y emergencias laborales (explotada y malpagada). Y lo vi, en esa foto, mirando el periódico. Y me enamoré. Vi al hombre perfecto, el marido perfecto, el padre perfecto. Volví a soñar tras años de decepciones, como una niña, como una colegiala, ilusionada, más optimista de lo habitual y volviendo a sonreír, por fin, tras meses de angustias y decepciones pese a superaciones personales y profesionales...

Se presentó a elecciones, y no ganó. No me importaba. A mí me gustaba él, un hombre normal o eso parece, buen humorado, amable, educado, culto, agradable, trabajador, con carrera universitaria... Hice todo lo posible para que me hiciese caso, por las redes, ya que tenía más de 1000 personas en la red social donde coincidimos. Me aceptó, me sentí ya, como las fans de los artistas, que también lo soy. y cada día ponía una canción de amor, tanto Kiss como Pablo Alborán, etc. Estudiaba, máster universitario  de Salud Sexual y certificado de profesionalidad, e iba al gimnasio, salía con las amigas, una se iba a casar, me recuperaba del segundo brote de acné laboral... Y, sí, lo conocí...

Sólo puedo decir que en esa cita no podía ser yo más feliz, con mi agua en ese bar de Madrid, mientras él bebía esa cerveza con el partido de fútbol de fondo, cerca de esa pensión de 1 estrella en la que dormí y estuve tan bien con baño propio... Me monté mi película de amor, como una Carolyn Bessete de relaciones públicas con su John (aunque a veces no sé si era mejor con Daryl, y eso sí, sin drogas), una Jackie Kennedy organizando eventos para organizaciones beneficas, apariciones televisivas, boda a los pocos meses e hijos enseguida, porque me saltó el instinto maternal, un trabajo fijo, una segunda carrera de Psicología y riqueza... Aún tengo alguna ropa de esa época, me compré todo bonito, de chica arreglada, y zapatos con tacón. Y pensé que, tras verle marchar en ese taxi, habría una segunda cita, pero....tras pasar meses, él tenía novia. Y no era yo. Y la siguiente, o la misma, se supone que se quedó embarazada, y en los periódicos un año después ponía que ella era su mujer, y yo ya no era esa chica arreglada tan guapa, sino una mujer empobrecida, deprimida, gorda y con acné, humillada porque la gente no quería sexologas solteras ni mujeres independientes en la "clase alta" cuya consulta no funcionó pero, en eso nunca tiré la toalla (ni en volverme maravillosa de nuevo. 😅): sigo estudiando, innovando y publicando artículos, y siempre con ideas.

Y a veces le recuerdo. Y como sigo sola, no cierro puertas, porque nunca sabes como es la vida, y sí sabes que a veces hay dorpresas agradables...

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