Lluvia y ...
Al contrario que muchas personas, adoro la lluvia. Siempre hace que se limpie el ambiente, huela todo mejor en esos momentos, muchas personas se calmen. No me gusta cuando conduzco, lo paso mal, pero la he adorado estando yo en buses y coches.
La lluvia me devuelve muchas veces al sueño, no de dormir si no es de noche, sino a soñar. A la melancolía y al buen humor, y a veces, a una tristeza oculta, que nunca se marchará.
Adoro ver la lluvia cuando trabajo en establecimientos, con ventanas o puertas que me muestran la realidad del día, o en casa, especialmente viendo cine, bailando, leyendo o tumbada con algun té o infusión, o copa de champagne, si procede. Con o sin música, muchas veces con Lolo al lado, encima o cerca, vuelvo a soñar. Vuelvo, a veces, a recordar, a desear y a planificar, todo y más de lo que quiero y me gustaría. Todo aquello que desde los 29 años no he podido hacer, para en algún momento realizarlo, incluido el plan de puenting de los 17 años. Así pues, no sólo pienso en los amores que podrían ser yen las posturas del Kamasutra por realizar aparte de la vida que me merecía, en el dinero del banco o en la ropa y joyas que quiero, perder 4 kilos y el regalo de Navidad de Lolo, sino también en aquellos objetivos pendientes.
Viajes, aquellos ejercicios y actividadess a volver a practicar, en las posturas de yoga, en actividades varias, a qué gimnasio volver cuando pueda, en las amistades que me gustaría tener y aquellas personas con las que me sentí bien y algunas recuperar, en si debería denunciar al próximo que me mire mal por no tener una casa de alto lujo cuando mi idea era mas realista, o en esos niños/as guapo/as de los posibles marido/s que hubiese tenido y hubiesen sido perfectos/as.
Una vida intelectual pero divertida, con clase, elegancia, humor, old money style pero también normalizado, una vida feliz donde me gustaría como antes poder tener comprar las revistas del més con regalos, los zapatos que nunca tuve de tacón y bailar charlestón con champagne quemando calorías con los niños los sábados tardes delante de la pantalla mientras el marido mientras el fútbol, los cursos de ama de casa que me gustaría hacer como bordar, cocinar, o pintar, las nuevas sesiones de fotografía a realizar, el programa con Myriam de Sexología, las nuevas formaciones y actualizaciones, conciertos de Manson, Del Rey, Swift y similares, tener la cita de la fiesta del té semanal en el que nos reímos de Gran Hermano o de las nuevas travesuras de los del porno si alguien me las vuelven a enviar o las películas de amor a emular con el marido... Una vida de ensueño, como antes del COVID, sólo que con la gente adecuada y el marido que quería (y nunca tuve).
Soñar es gratis y bueno si es realista, positivo. La lluvia ayuda, y la serenidad que transmite, revitalizante, es salud.
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