Los años hippies grunge adolescentes y la vuelta a la normalidad

Si bien creo que he tenido una vida muy alternativa y me siguen gustando diferentes estilos, aunque me encamine a lo clásico, básico y realista para día a día (tengo prendas de más de 10 años en mi armario que me seguiré poniendo siempre), en la adolescencia es cuando fui más hippie, grunge y alternativa.

Si bien nos rebelamos de escondidas fumando (yo sólo seis meses seguidos sin aprender) y algunas tardes noches de botellón en el parque, litronas de viernes y sábados en los pubs variadas y bailes diversos, el aerobic y step en el gimnasio seguían de escondidas siendo mi pasión, aunque no se lo quisiese comentar mucho a mis ligues alternativos. Escuchábamos y bailábamos toda la música de los años 90, incluida Marta Sánchez, adorando a Home y Kurt Cobain y cantábamos "Rape me" sin entender muy bien el significado (y luego casi me muero entre la traducción y lo de Alfonso), y subrayábamos frases en los libros y las letras que más nos gustaban. Mi mural estaba lleno de fotos y pósters, en mi casa siempre había un geranio rosado, y música constante, y una búsqueda entre el instinto, equilibrio, experiencias, amor, presente y futuro, con esa nostalgia del amor deseado que no estaba presente.

Guitarras, pizzas, pasta, melenas y rock. Atuendos variados, jeans, ropa de segunda mano y piezas únicas, como pantalones con cuadros diversos azules y negros, bolsos de terciopelo con lunas y soles, predominio del violeta y lila, símbolos de marihuana (aunque sólo fumé un porro y casi muero al día siguiente de la resaca por muy divertida que siempre fuese yendo borracha, porque yo era muy divertida emborrachando a los ligues y bebiendo agua del grifo en las épocas de estudio ya que soy más responsable y adulta de lo que parecía) y lunas, un tatuaje y un piercing en el ombligo además de dos agujeros más en el lado izquierdo que ahora ni existen, dr. Marteens y deportivas azules, body milk de los chinos y temas amorosos siempre presentes. Los chicos siempre tocaban instrumentos y bebían cerveza, y siempre era amistad, amistad con flirteo, o compañerismo.No fui a festivales aunque quisiese ir a ver a Oasis, y no había discriminaciones por nada, sólo preferencias. 

Pero, tras varias decepciones amorosas(una realmente catastrófica al saber que no era correspondida por el "piltrafilla" de turno) y leer el libro en el año 2001 de "Hippies: drogas y sexo" de Suzanne Labin acerca de la realidad de comunas, hijos que no saben quiénes son sus padres, poliamor compartido, excesos, enfermedades mentales, prostitución, infidelidad, dejadez y anarquía, comprendí tras una decepción que aquello no era lo que quería, y me volví más clásica, estudiosa, individual, monógama y cerrada, sin importarme si es posesión para los liberales infieles, como la sociedad occidental de la época, con mis valores y preferencias. Quizás esa transición de cambio hizo que muchas personas empezasen a comentar que si tenía mal carácter, o al engordar por estrés ya no flirteasen conmigo, pero pude reconducirme y volver a una normalidad deseada, centrarme en mi vida y mis sueños y metas, y aunque mis estudios estaban enfocados hacia la sociedad y realidad y no sólo lo que se quiere o se quiere ver, logré superar esa mala época volviendo a sonreir y siguiendo en mis ideas feministas sanas. Eliminé las hojas de marihuana, el llavero de coca que nunca abrí (y nunca he consumido), me volví a vitaminas como Ceregumil y algas Focus para ayudar a adelgazar así como tomar té, buena alimentación y hábitos, eliminé los inciensos pesados, dejé música arrinconada, escogí básicos preferentemente negros, azules, rosas y cotidianos, empecé a usar faldas, ir a tiendas Inditex y Corte Inglés con mi tía, ver películas, apreciar mucho más de lo vivido y pensado, el internet, el cine y el amor sano.

Hoy, sigo siendo el cúmulo de todo, prefiero la trilogía de EL James y la vida occidental del día a día de familias ricas o clase media alta americana de las comedias románticas aunque lea libros y vea películas de asesinatos que en la vida real no deseo, sigo teniendo algunos vestidos azules hippies y llevando mi tatuaje y piercing, pero no hay aros ni camisetas de Nirvana ni marihuana, cambié a gustos musicales más románticos aunque sigo escuchando música sana de aquella época, como el primer CD de Christina Aguilera, Marta y los clásicos, los primeros CDs de The Corrs, y, a veces,para seguir concienciando y previniendo para evitar desastres, Hole. 

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